Brizna de delación

26 de junio de 2016

“Lo malo de la izquierda estadounidense es que traicionó para salvar sus piscinas. Somos pocos los que no hemos traicionado nuestra postura, los que no hemos dado nombres”. Orson Welles. En las piscinas siempre cubre poco. Los colaboracionistas no se atreven con el mar, su oscuridad es más humana que poética. Renuncian a los peces. Su urna es funeraria.

Brizna de aproximación

23 de junio de 2016

“Aprende a ser el que eres”. Píndaro. Léete, en el autoconocimiento no cabe la trampa. Lo máximo a que puedes aspirar es a parecerte a ti. Los demás sólo verán tu reflejo. Si te haces a tu medida dormirás a pierna suelta, incluso los días inflamados del estío.

Brizna de complejidad

19 de junio de 2016

“¿Esa mancha representa una montaña?”. “No tengo ni idea, también podría ser un sofá, ¿no te parece?”. Paul McCartney y De Kooning. Ni el diccionario agota la normatividad: el significado justo simplemente inexiste: naturaleza no es lo mismo en el Drae que en Greenpeace, que en Filosofía, ni, dentro de ésta, en Aristóteles. Antienciclopédico, el arte hasta se mea en las paredes de la Academia. Las obras escapan del autor no cuando el público las acoge, sino cuando de él depende la interpretación. Quién dijo que la claridad era necesaria.

Brizna de difusión

15 de junio de 2016

“Recuerdo la impresión de que se estaba cometiendo una injusticia conmigo y el profundo resentimiento que sentía hacia ti: publicabas en las editoriales que yo quería, y lo angustiante es que, además, lo hacías con libros muy buenos”. Patricio Pron a Rodrigo Fresán. ¿Cuándo se pasa de inédito a édito? Siempre hay lectores que no te conocen, y deberían. Mientras su mirada no pase por tus letras, no dejarás de inexistir. Nada cambiará haber publicado. Siempre somos un poco inéditos. Y, sobre el arte del resentimiento: cuanto más hiperbólico, menos patético. En casos como éste, el humor lo convierte indistinguible de la exaltación de la amistad.

Brizna de calificaciones

13 de junio de 2016

“Faulkner no está mal”. John O’Hara. Un peligro de todo escritor es darle vueltas a la infravaloración de su obra. Las cajas destempladas son el termómetro de la envidia. O’Hara creyó merecer el Nobel y se piensa que hasta eligió su epitafio: “Él, mejor que nadie, contó la verdad de su época”. Al final, todo es el prestigio: el reconocimiento comercial sólo sirve para lamerse las heridas con la lengua bañada en oro. O’Hara vendió veintitrés millones de unidades, pero su estela veía que duraba lo que la de un buque fantasma. Sabía que había escrito mucho, más que su amigo Fitzgerald y su admirado Hemingway. Pensaba que él era mejor autor, pero sabía que sus relatos no lo eran. Autoengañarse es más difícil de lo que parece. Lamentarse, todo lo contrario. Quejarse y quejarse y quejarse es patético hasta cuando se tiene razón. Imre Kertész la perdió a base de egotismo en La última posada. Dejó una obra que podía haber sido muy buena en interesante.

Brizna de sombra

7 de junio de 2016

“La pintura es más fuerte que yo. Siempre consigue que haga lo que ella quiere”. Picasso. La libertad de estar sometido. El arte y sus feromonas.

Brizna de disyuntiva

2 de junio de 2016

“Del lado de la vida y no de la muerte”. Cortázar a Pizarnik. Y en la repisa de la vida, la muerte, como un búho, o un gato, perimetrando la oscuridad. Creímos que el reguero era uva pisada. Y aquí andamos, del lado de la muerte, integrando la Última Generación, siguiendo a Pizarnik, sin saberlo. La vida es un barbitúrico sin antídoto y la inteligencia artificial, un harakiri sin sangre.