Brizna de más crisis deseable

26 de diciembre de 2010

"Quizá necesitaríamos un poco más de crisis". Roger Wolfe. En Europa y en España, país submarinista, con economía sumergida y evasión de impuestos.
"Para que todo se venga abajo no es necesario que la máquina pare, basta con que decelere. Una locura". Wolfe propone que las aguas vuelvan a su cauce aunque sea a la fuerza.
Seguramente, sí, haga falta más crisis, pues la lección está lejos de ser aprendida. El sector público hizo sus deberes, manteniéndose saneado. Los rescates practicados a países fueron anecdóticos, inducidos y obdedeciendo el argumentario liberal-conservador, dominante, en estos momentos, en Europa. Incluso, uno de los dos se llevó a cabo después de que el Estado rompiera la hucha para salvar, precisamente, a la banca. Sin embargo, las nacionalizaciones y las ayudas millonarias a súper empresas han sido constantes. ¿Por qué han de apretarse el cinturón, entonces, los Estados?

Brizna de inmadurez

21 de diciembre de 2010

“La muerte siempre es igual a la vida”. Lorenzo da Ponte, libretista de Don Giovanni.
Las limitaciones de la especie resultan evidentes. Comienzan por su incapacidad para comprender el entorno y terminan con su muerte prematura. La dependencia que las personas padecen respecto de los afectos contrasta con los palos que meten en la rueda para impedir su desarrollo natural.
Antropológicamente está la persona diseñada para vivir en pareja y alumbrar una familia. El capitalismo, derivado en individualismo, egoísmo, superficialidad y falta de paciencia alumbra el donjuanismo cuatro siglos después de que lo inventara un fraile, que tiene narices, para la literatura. Es decir, se consagra todo a la adolescente pasión primera, tras la cual parece vaciada la alforja de los sentimientos. El brindis Viva la libertà de Don Giovanni es más paradójico que nunca. ¿Libertad? Ningún comportamiento nos va a salvar de las cadenas reales, aquellas que el destino fatal ató, desde el comienzo, a nuestros tobillos de Aquiles. Y, sobre todo, contrasta un mundo tan material con una visión tan mitológica de las relaciones.
El libreto de la ópera mozartiana parece ensalzar el vivir desordenado. D.G. alivia las penas de pobres infelices. En la segunda página doña Ana ya le ha llamado miserable. La misma que en el segundo acto le reconoce a Octavio: “Tú bien sabes cuánto te he amado”. Pero no habrá acto tercero.
Lo que en la ópera es premeditado, en la vida se demuestra inconsciente -“Por piedad debo fingir mi amor”, “El que es fiel a una sola / es cruel para con las otras”-. Algunos pensarán que le quiten lo bailao. Pero no olvidemos el Hades que le espera al protagonista. Kierkegaard, fascinado por la obra, después de analizarla, encontró rasgos de presencia demoníaca en la personalidad de D.G. En tales manos estamos.
Sí. Demasiada mentira dosificada. La falta de cultivo nos va a dejar sin tierras productivas y, por consiguiente, sin alimento. Seguiremos, mientras tanto, rascándonos la cabeza. Como los monos de los que venimos. Los monos que somos.
Esta entrada corrige, lógicamente, las dos anteriores.

Brizna de detective

13 de diciembre de 2010

"El amor es emocional y todo lo emocional se opone a la verdad". Sherlock Holmes. El londinense detective, racional, no quería complicarse la vida. Aunque ahora sabemos que con el corazon tambien se piensa, a grandes rasgos, la aseveración de la criatura de Doyle es cierta. El amor es un largo invierno sin mas primavera que los primeros meses. Las personas no nos manejamos en sus sutilezas y quién sabe si tiene futuro. Las caricias irónicas del desgaste son humor recién salido de una carbonera. Ser valiente o aceptar el paso del tiempo, la muerte anticipada en tantas pequenas muertes prematuras.

Brizna de extinciones

12.12.2010

"El amor, la belleza y el pensamiento son valores en extinción". Phillip Roth. No dice en peligro de extinción, dice en extincion. Amor, belleza, pensamiento; tres caras de la misma moneda.
El amor es un animal friolento, temeroso; un trébol de cuatro hojas antes del huracán. Le recomiendan apasionantes tornados, pero, en realidad, donde mejor vive es al cobijo de una zona protegida y húmeda. Su delicado color verde no resiste la inclemencia de la pasión continua.
Algunas novelas proponen salidas valientes y fantasiosas y asocian términos como autenticidad y libertad para justificar el cambio y el filo de la navaja. Juegan con la ventaja de la ficción. Quitando malditos y esquinados, sus autores, al revés de lo propuesto, suelen acometer apacentadas vidas, placenteras y sin turbulencias en la medida de lo posible. En el trabajo, en la ciudad, en el amor, en las ideas. Vamos a salir centrifugados. Pero la lavadora de la ultimísima posmodernidad, que lo sacrifica todo al cambio, tropieza con la realidad. Los estudios afirman siempre que las personas más felices y con mayor esperanza de vida son aquéllas que no esperan dar la vuelta al mundo a diario ni cambian de acompañante al primer bostezo. O sea, las emociones al servicio de la templanza, que casi parece una recomendación grecolatina. El amor, la belleza y el pensamiento tienen mucho que ver, las tres, con la fidelidad.