Brizna de contemporaneidad

28 de mayo de 2016 

Yo no hago música antigua. Interpreto melodías que fueron creadas hace muchos años”. Jordi Savall. No hay trazo más grueso que la prisa. Los siglos no la tienen; la historia, que sigue en pie, tampoco. “Cada vez que se toca, la música renace de forma diferente”. En el mundo analógico hay reinterpretación; en el digital, copia. Las personas que gustan de cambiar cada poco de melodía son digitales; no se dan cuenta de que en el centro –que siempre es analógico- caben los márgenes, ni de que “sólo son antiguas las partituras”, los colores, las palabras, las ideas; reinterpretables en la misma piel y el mismo cerebro, donde las notas son siete, cifra suficiente para el infinito.

Brizna de destellos

21 de mayo de 2016

“El deseo de luz produce luz”. Simone Weil. La recompensa es un síntoma.

Brizna de cebo

19 de mayo de 2016

“Eso que no somos, pero que podríamos llegar a ser o que pudimos haber sido”. Héctor Abad Faciolince. Si el gato atrapa al ratón, lo deja de perseguir.

Brizna de letra capitular

15 de mayo de 2016

“Cada verso contiene el germen de una prosa”. Melcion Mateu. La poesía es el líquido amniótico de la literatura. Y cabeza, tronco y extremidades; la escritura de la lectura.

Brizna de ineficiencia

11 de mayo de 2016

“Sentir es estar distraído”. Pessoa. Estar pendiente de todo es una dictadura. El despiste es mejor sistema político.

Brizna de perfume

5 de mayo de 2016

“Los libros se huelen, y, después, algunos, se leen”. César Ruano. Diario íntimo. Los gatos leen la vida con la nariz. Se saltan un paso. Queremos copiarlos. ¡Queremos tantas cosas!

Brizna de cumpleaños

2 de mayo de 2016

“Ante aquellos preparativos, sobre todo velas encendidas alrededor de ventanas acortinadas, el niño parece haberse llevado un susto de muerte (…) y queda (…) perturbado”. Marie Luise Kaschnitz, Aún no está decidido. ‘Que la tierra te sea leve’ parece menos severo que aquello de ‘que cumplas muchos más’. Deseos con apariencia de condena; admoniciones, maldiciones, con semblante bienaventurado. Vivimos gracias a ceremonias execrables. La cotidianidad no hace de nosotros un cuerpo menos convicto. La vela que apagas es la que prende edificios. Tú mismo caerás desplomado un soplido de estos.