Brizna de analogía

29 de julio de 2018

“Entonces bebía. Bebía mucho y me pasaba las horas caminando por las dunas brillantes del paraíso de los que beben. Para un bebedor, el sexo es sólo un aditamento, es un adorno del alcohol”. Manuel Vilas, Ordesa. Quita alcohol, pon literatura. La alta graduación de la literatura. “Viajar, mirar mares, reír, comer, entrar en cuerpos desnudos de mujeres, son artículos complementarios. El tema principal es el alcohol, la dimensión perfecta”. Pessoa escribió en sus diarios el siguiente descargo: “Tengo mucho que leer”. La cotidianidad, el trabajo y sus horarios, podían esperar. Yo escribí en mis diarios, que no tengo: “Debería reordenar la estantería, apilar los periódicos atrasados, bajarlos al contenedor, desprecintar el disco de los Stones, escucharlo a todo volumen. Ducharme, secarme, llamarla por teléfono (…) Pero me quedo encadenado a esta caída de la tarde que me recuerda tanto la literatura y, Ella, sí, no puede esperar”. Todos los libros, todos los géneros, acaban siendo un diario. Ningún libro es autobiográfico. Todos mienten. Con la mayor sinceridad. Y no ignoran la alta graduación de los cuerpos. A los que se entregan entre lectura y lectura.

Brizna de avenida

28 de julio de 2018

“Dura lex, sed lex”. Expresión latina. Prefiero la Perspectiva Nevski a la perspectiva de género. En un mundo con mucho suelo hundido bajo los pies, utopías desportilladas, en el que dios hizo mutis por el foro y tenemos sospechas de que hasta el arte nos engaña, en un presente, digo, cada vez más lleno de naves espaciales -aunque tanto haga de la última que fletamos a la luna- y vacío de creencias, la justicia representa la penúltima fe.

Brizna de brida

20 de julio de 2018

“La contemplación de las ruinas nos permite entrever (…) un tiempo perdido cuya recuperación compete al arte”. Marc Augé, El tiempo en ruinas. ¿Las ruinas son un no-lugar… o son el lugar perdido, recobrado, en que el tiempo avanza quedo y cruza más despacio de acera, o de horizonte, hasta perderse en el infinito sin dejar de ser visible? Un sabio griego quiso convertirse en ruina y fue condenado a galeras por temerario. ¿Las ruinas son materia oscura con apariencia física? Las ruinas, sostiene Augé, desmienten el fin de la Historia. Al menos, diremos, temporalmente. Las ruinas son un lugar donde atardece lento y desde el que se impugna el futuro. Ajeno a su control queda poco espacio para la excelencia. La arruga quiere ser ruina.
Arruinarse. Qué verbo tan bonito. Qué verbo tan impropiamente conjugado.

Brizna de providencia

16 de julio de 2018

“Lo bueno es bello siempre y lo bello es lo único / que merece la pena en este desdichado / mundo (…) en este / pudridero de angustia y desengaño”. Luis Alberto de Cuenca, Bloc de otoño. Keats pasado por Platón, Miguel Ángel y el propio L.A. “Paul Claudel / no creía en el tópico de que el deber del hombre / consiste en ser feliz. La vida es un camino / de perfección, no un parque de atracciones, / ni una casa de putas donde pasar el rato”. El bienestar se revela como opción frente a la dúctil felicidad, lo mismo aplicada al tutsi que al visitante de una pinacoteca. “Prescindir de códigos morales elevados / (…) sería un fracaso”. El éxito, huir de la impostura. “La poesía es la única cosa digna de atención para una mente superior”: Keats barría para casa, sí, pero en la vanidad le iba la humildad de encomendarse a una tarea imposible.

Brizna de laboreo

7 de julio de 2018

“La única satisfacción que tengo cuando hago una película es que mis amigos la aprecien”. Buñuel. Tampoco tienen que ser amigos -igual a éstos les interesa el fútbol, o, sencillamente, no ven cine, y, entonces, qué importa su impresión-. Pero, al fin, se escribe para tres o cuatro. En caso contrario, la poesía, en lugar de lectores, tendría -o aspiraría a tener- público. Y Juan Ramón se habría dedicado a la horticultura.

Brizna de agrimensor

1 de julio de 2018

Cien años de soledad ha sido la salvación: (…) tengo por delante unos años de paz doméstica que pienso dedicar minuto tras minuto a escribir”. García Márquez, meses después de salir el libro. Qué esforzado y raro oficio. Un músico alcanza el éxito y lo disfruta. No digamos un furbolista. Un bodeguero. El que regenta un quiosco. El escritor se autocondena a fracasar mejor.