3 de octubre de 2012
"A Humphrey Bogart, de niño, le rompieron un labio las golondrinas...". Eduardo Fraile. Ya entonces sangró por dentro. En la estación de París, donde murió, la lluvia hizo el trabajo sucio.
Al final de su segunda vida, en Casablanca, mirándose al espejo, recitó los versos de Félix Grande, aplicables a cualquier mortal: "¿Sabes por qué llorabas? Ven conmigo / y te pondré al pasado por testigo".