11 de enero de 2010
"Los niños, al volver de la escuela, ya no encuentran a sus padres". Ana Frank. Dijeron que su diario encarnó la monstruosidad del nazismo mejor que los procesos de Nuremberg. Hoy, a los cien años, murió Miep Gies. Esta venerable mujer fue quien salvó los papeles de Ana y la proveyó, mientras pudo, de manutención. Como una heroína de cuento, hace poco minimizaba su papel, alabando el de otras personas que, según ella, combatieron mejor el totalitarismo y protegieron a los perseguidos.
El mismo día, Eric Rohmer, dueño de una pupila sencilla y moral, nos deja también. Se nos van las fuentes, los testigos de un siglo terrible. Pronto sólo quedarán referencias por escrito. Habrá que dar una mano de pintura, de vez en cuando, a los rincones donde la memoria previene del olvido.