Brizna de prohibiciones

20 de agosto de 2010

"Sanidad quiere prohibir el tabaco también en los vuelos de la UE". Titular de periódico. Trece de abril de mil novecientos noventa y nueve. Hoy suena a chiste, por no decir a guarrada infecta, eso de fumar en un avión. O en un autocar. Pero, hace no tanto, ocurría. Como subtítulo: "Las tabaqueras, en contra, apuestan por una mejora en los sistemas de ventilación". Detrás de toda tropelía hay un lobby tocando las narices. El despiece de la información apuntaba que cuarenta y seis mil españoles mueren anualmente por culpa de la nicotina.
Hoy la homosexualidad es un hecho aceptado hasta por aquellas personas a las que no les hace gracia tal condición. Sus derechos son indiscutibles. Hasta para presentar un espacio en la tele parece que comenzó a sumar puntos ser gay. ¡Solamente! un año antes de que la sexualidad adquiriera rango de ley, el tema seguía resultando escandaloso y, se supone, la gente estaba abiertamente en contra de su publicidad.
Con los toros pasa lo mismo. La población necesita educarse, socializarse, perder el miedo conducente a estar en contra de las corridas, pero, ¡también!, de su abolición. O no exactamente... Al día siguiente de que Barcelona decidiera cerrar la Monumental -veinte mil asientos; cuatrocientos socios-, las ediciones digitales de los diarios plantearon el debate. Sí o no. No se trataba de una encuesta científica, sólo de la opinión de los lectores de esos medios, cuya tendencia cabe asociarse a la de la cabecera. Los de El Mundo preferían no prohibir por la mínima, cincuenta y dos-cuarenta y ocho por ciento; quizá cinco horas más hubieran bastado. Un resultado sorprendente teniendo en cuenta la campaña que este diario hace en cuanto tiene ocasión en pro de la llamada Fiesta Nacional. Los lectores de El País, cuya línea es protaurina, preferían acabar con el invento y los de Abc -más sorprendente, si cabe-, también. Queda muy sofisticado resaltar los valores del arte taurino -¡oh!-, como pensar que la magnanimidad pasa por consentir. Por una vez, el pueblo por delante de los políticos y chupatintas.