Brizna de maullidos

22 de abril de 2015

“Los libros son el París intangible que nadie nos puede arrebatar. En un mundo de guerras y corrupción, cabría reivindicar el derecho a jugar (…) Yo juego con mi gato, pero no dejaría a mi gato jugar con un jilguero”. Gonzalo Suárez. No todas las personas saben distinguir. Balthus, que sí sabía, eligió vivir con tres decenas gatos y un montón de muchachas, estas sobre lienzo. “Mientras el Café de Flore gozaba de una ilustre clientela, llegaron a flotar cadáveres de manifestantes argelinos en el Sena”. Ellos no leerán. En Siria el gato forma parte ahora del menú. Un mundo raro, dice la canción. Que sea raro es lo normal. Cada vez que de una torre cae una campana, las cosas cambian. Todos los días caen. Habrá que ser cínico y buscar música en su choque contra el asfalto. Y caer en el silencio para no hacer el ridículo; a poder ser, no de culo.