29 de abril de 2014
“La literatura no
interesa al ochenta por ciento”. Manuel Longares. Estimación seguramente bondadosa como
él. Recuerdo que leí: “El mundo visto desde aquí es una obra hecha por el
alfabeto” -Gonçalo Tavares-, entendiendo varias veces “por un analfabeto”. A Leopardi
no le suaviza la relectura: “Áspero me he tornado a los malévolos (…) y empiezo
a ser despreciador del hombre”. Los presentes son años de paso abandonado, de
tierra adehesada. Raúl Maícas habla de “claudicaciones inútiles y sometimientos
gratuitos”, de ausencia de códigos de conducta. “Frente a la dictadura de la
ansiedad y el exceso”, propone a Gramsci –“Instruíos porque necesitaremos toda
vuestra inteligencia”-, a Pasteur –“La suerte favorece a la mente preparada” y
a Epicteto –“La vida feliz será imposible mientras (…) no moderemos nuestros
deseos”-. Las tropas regresarán.
Todo posee un límite. Incluso el prestigio de la ignorancia.