6 de agosto de 2015
“Pero no juegues conmigo porque
estás jugando con fuego”. ‘Play
with fire’, The Rolling Stones. Avisamos para no ser traidores, en tiempos que invitan a la traición. “Mejor mira por dónde andas”. El tiempo es
un hatajo de naipes marcados. Demuele y, aun así, te llama y vas. Dublineses de Huston –“La única película
suya que aprecio; Zunzunegui”-, La habitación
verde, de Truffaut. La atracción de la tierra parece salida de una barraca
de feria. La caída precede y sigue cualquier levantamiento. Que siempre es de cadáver. Escalando una montaña. Que siempre pare ratones. El Jagger que empieza
cantando ‘Play with fire’ y ‘Heart of Stone’, tres décadas
después suplica ‘Don’t call me up’. Pasaremos de citar a Deleuze y Baudrillard
a defender la película por encima del autor. Hasta que el aliento
repose como un emisario de la muerte, trataremos de hacer nuestro trabajo
lo mejor posible. El que toca. ¿Alguien piensa todavía que maneja su vida, hoy, setenta años después de Hiroshima -pretexto posmoderno por antonomasia-?