08 de marzo de 09
“Es malo que un libro de poemas se entienda a la primera”. José Manuel de la Huerga. Me lo dice, en un céntrico café, alumbrando con las luces largas del coche ágil que es su pensamiento. Tiene razón. Por ejemplo, con Joan Margarit. Pero lo último que él ha escrito, se entiende a la primera sin demérito.
Es importante captar al lector, sugerirlo en una fase suficiente y creciente de entendimiento porque, de lo contrario, no concederá nuevas -y más provechosas- lecturas. Un libro de poemas suele tener detrás, amén de la necesaria inspiración, un trabajo ímprobo. Lo cual se ve particularmente en su trabajo, en el que la primera lectura no anula las siguientes. Al contrario, fruto del interés y del entendimiento -que sugieren las pistas no encontradas- la relectura se impone. José Manuel, como los mejores escritores, es, sobre todo, un excelentísimo -¿por qué este tratamiento es patrimonio de los alcaldes?- lector. Sé por qué lo digo.