7 de marzo de 09
“Es más sano contemplar las nubes que tomar sicofármacos”. H. M. Enzensberger. Nunca dudé del poder terapéutico de las nubes, la textura de algodón más sagrada seguida del lomo de Platero, protagonista de la peor obra de Juan Ramón y, sin embargo, determinante para la concesión del Premio Nobel. Además, como pone de relieve Hans Magnus, “desde un punto de vista científico, el clima y las nubes no son algo que deba tomarse a la ligera”. Lo que hace no es sino es proponer distancia respecto a las cosas cotidianas, contrapesar la filosofía con el sentido común de la vida vivida, no sólo pensada.
¡Viva Aristófanes! A continuación voy a perder un poco el tiempo para ganarlo.