28 de septiembre de 2015
“El poeta no tiene
por qué dar al lector la solución a los conflictos sociales que describe”. Engels
a Minna Kautsky. Mas no privarse de exponerlos. La tentación social de la escritura, en grado raso,
debería estar superada desde, al menos, el XIX.
Brizna de Barmen
Brizna de infiltración
24 de septiembre de 2015
“Pues qué quiere que
le diga, me parece una chapuza, está como torcido”. Un gaditano refiriéndose al puente nuevo de Cádiz, De la Constitución 1812. La Pepa, otra muestra de lo incapaces que somos ante el principio ilustrado. El mismo Goya, más que
Francia, combatía el autóctono iletrado-meapilas. Al pintor lo malinterpretan aún hasta en la
cosa de los toros, cuya representación, contextualmente, habita entre caprichos, populacho, negrura, violencias, mancha, murciélagos, patriotas sañudos y brutalidad. El gaditano se decantaría
por cruzar el agua a braza y votar a Fernando Séptimo. ‘El arte’ le suena a
tener mucho frío.
Brizna de sensibilidad
20 de septiembre de 2015
“Ni cinco minutos de
mi vida me he sentido español”. Fernando Trueba. Declaración mejor que bastantes
de sus películas, máxime pronunciada durante el discurso de aceptación del Premio
Nacional de Cinematografía. A continuación, va el ministro y, como si hubiera
comido ajos, rompe el encanto e improvisa que él se siente español. No es
corrección, es ponerse en evidencia. Mas sólo se entera de que
una copa está mal cogida quien sabe que se toma por el tallo. Un ministro que ignora que la mayor prueba
aprecio hacia un país viene del mismo desprecio no merece el cargo; al menos, el
de cultura. Ignora desde el magnífico “Me cago en España”, de Arrabal, al “Odio
a España desde siempre”, de Ferlosio; y toda la senda de Hombres Ilustres cultivadores
de la autoconsciencia. ¡Si hasta
Thomas Jefferson sabía que el mayor patriota era el disidente! Qué sería de
Austria sin Thomas Bernhard. Todo país cuida a las figuras que lo ponen en
solfa, salvo éste, precisamente debido a su historia ignominiosa que, siglo
tras siglo, elige la sombra y no la luz. A continuación, Trueba reconoce que los premios “hacen a la gente más débil, más tonta y más vieja”, y mi vista barre hacia el titular, premiado hace poco con el cargo.
Brizna de buzón
17 de septiembre de 2015
“La inocencia
siempre se pierde a palos”. Angélica Lidell. Si los didácticos hubieran visto a Kubrick, se ahorrarían la expresión
abrir los ojos.
Brizna de anticipación
13 de septiembre de 2015
“Flaubert veía el
Sáhara entero en un grano de arena oculto en el dobladillo de un vestido de
invierno de Emma Bovary”. Janine R. Dakyns. Quince años después de muerto, descubrían los rayos X.
Brizna de conducción
10 de septiembre de 2015
“Recuerdos
azules y nítidos, como las imágenes que emergen entre los lánguidos barridos de
un limpiaparabrisas”. Capote, Plegarias
atendidas. La nitidez es espejística. Si dura más, es un libro, una pintura, una película; el porvenir va directo al
pasado.
Brizna de registro
6 de septiembre de 2015
“La ética de los
métodos en la captura de las imágenes y la difícil tarea de discernir entre la
realidad de lo que somos y las imágenes que nos hacemos de nosotros mismos”. Carlos
F. Heredero, a propósito del documentalismo. El cine aporta pistas a la
literatura. Diarios, anotaciones, memorias, tan de moda... algunos pretenden
resumir las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial en el testimonio de un
frutero rumano a quien robaron una vez la mercancía. El ser humano es
plañidero. Quizá un testimonio de primera mano sea también una contaminación de
primer orden. Una máscara mala, una pantalla de móvil. Heredero, Baumbach
mediante, remite a Godard, siempre aclaratorio: “El documental es otra persona,
la ficción soy yo”. La objetividad es una pared de ladrillo. El inconsciente
sonríe, tantos años confinado en el cuarto oscuro... valga la redundancia.
Brizna de senequismo
3 de septiembre de 2015
“Toda la ciencia de
vivir está en la sencilla blandura de acomodarse en los huecos”. Onetti. Acomodarse en los huecos... parece una carta a Lucilio. Un
receso es una guarida. Almohadas hay por los rincones. “No forzar nada, ser,
simplemente, cada minuto”. Tener que entender se torna tiránico. La razón impele a no usarla.