26 de julio de 2011
“Así que si hoy amaneces y los pies te están doliendo es porque estuviste toda la noche caminando por mis sueños”. Nacho Vegas. Tan importante como -saber- sentir es -saber- expresar.
Brizna de pies
Brizna de capitalismo
25 de julio de 2011
“La desintegración de la estructura de nuestro Estado ofrece motivos suficientes para dudar seriamente de que nuestra Constitución pueda seguir garantizando lo que promete”. Günter Grass. Las prestaciones sociales están en regresión y la sanidad en la Italia de Berlusconi empieza a dejar de ser un derecho. El premio Nobel de Literatura avista una sociedad de clases, progresivamente empobrecida. Estaba dicho. Asimismo se pregunta: “¿Es asumible aún un sistema capitalista que se prescribe forzosamente a la democracia en el que la economía financiera se ha separado de la economía real? (…) ¿Deben seguir siendo válidos artículos de fe como mercado, consumo y beneficio, sustitutivos de la religión? (…) La democracia parlamentaria, ¿tiene voluntad y fuerza necesarias para apartar la desintegración que la invade?”. Como sola respuesta: “El sistema capitalista, fomentado por el neoliberalismo (…) ha degenerado en una máquina de destrucción del capital (…) y sólo se complace en sí mismo; es un Maloc, asocial y no refrenado eficazmente por ninguna ley”. Estaba dicho.
El premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz pronunció esta tarde: “La crisis económica ha mostrado los problemas del capitalismo con unos mercados sin regular. La experiencia de las tres últimas décadas demuestra que hay necesidad de que los gobiernos regulen los mercados”. O sea, algo "hasta ahora impronunciable: poner en tela de juicio el sistema" -Grass de nuevo-.
Pero, repito, todo estaba dicho: a mitad del diecinueve Marx escribió Las crisis del capitalismo. El filósofo tenía comprobada la contradicción entre el valor de uso del producto y el valor de cambio expresado en dinero. Solamente en la introducción ya advierte de que todo proceso de acumulación de capital conlleva una superproducción, mientras el consumo siempre es limitado, algo lógico. “A medida que se desarrolla el capitalismo, la demanda de trabajo disminuye en términos relativos aunque aumente en términos absolutos”. Pura actualidad. Estados Unidos, el paradigma, está enfangado y Japón, la otra meca, lleva tres décadas en crisis. Pero el sistema continúa incuestionable. Que el barco se siga hundiendo.
Brizna de tristeza
23 de julio de 2011
"Echo de menos la comodidad de estar triste". Kurt Cobain. La tristeza es hospitalaria, por eso es peligrosa. Acaba de morir Amy Winehouse.
Brizna de aliento
16 de julio de 2011
"Limpio cielo invernal como no conocimos / y son hoy menos nuestras su luz y su palabra". Manuel Rico. Ayer siempre tuvo más horas de luz que hoy. Y mañana siempre será invierno. Pero los valles que ilumina el cielo, cargados de aliento, impiden el retroceso de nuestros pies. En el avance hay una luz creciente como la luna. Futuro. "Luz no congelada".
Brizna de utopía
15 de julio de 2011
"La utopía en Diego Jesús siempre es un lugar de origen más que de destino". Ángel Luis Luján. El libro Bajorrelieve plasma, en su arranque, "la centralidad del arte a la hora de explicar la posición del hombre en la existencia y en la historia". En ese suceder, la utopía es "producto del juego entre el tiempo y la representación, (...) tensión entre el arte, que debe ser eterno, y la historia, que se presenta fugaz".
La tentación totalitaria de la utopía es evidente, como refleja Kundera, y casi, diría yo, de la ilustración entera. Pero no desde el dieciocho, sino desde que Platón situó en la república aristocrática el mejor de los gobiernos. Tal vez por eso no recuerdo qué autor decía en una entrevista, hace algunos años, que comenzaba a preferir la quimera como horizonte. Pero si de partida mantenemos la utopía, todo sigue encajando. Aun con el peligro que conlleva, como uso y constumbre, y, sobre todo, como impulso moral, habrá que seguir reivindicándola para introducir un palo en la boca de las fieras.
Brizna de nostalgia
13 de julio de 2011
“¡Oh, Lisboa, hogar mío!” Fernando Pessoa. La presencia de las cosas está en invocarlas.
Brizna de pena
8 de julio de 2011
"Texas ejecuta a un mexicano pese a la intervención de Obama". Titular de periódico. Sin entrar en la infamia del castigo, el proceso fue irregular. Ante el vencimiento de los plazos, el presidente de Estados Unidos invocó la convención de Ginebra y pidió al Tribunal Supremo que interviniera en defensa del derecho internacional. Finalmente, en el país que comanda, ese limbo con sede en Washington, las leyes de un Estado dirigido por una especie de sheriff pesan más que las internacionales, y un gobernador que los Derechos Humanos.
Obama también intentó cerrar Guantánamo y el FBI le paró los pies; intentó casi universalizar la sanidad y la derecha entre liberal y católica placó sus intenciones; las prioridades de arreglar el conflicto palestino-israelí y de fomentar las energías limpias encontraron pronto enterradores. Manchones aparte, su mandato se recordará como el de un hombre impotente, constantemente queriendo, constantemente frustrado.
Si fuera época para epitafios, el suyo político diría, como el de aquél: "Lo intenté".
De todo se trasluce que, tras la caída del muro, el Estado se pegó un tiro en el pie y la política cedió los trastos a la megaempresa, al lobby, al poder etéreo. Al mercado, en definitiva.
Cuando Dolores de Cospedal, número dos del Partido Popular, anuncia la eliminación de cargos e instituciones, así como privatizaciones, en Castilla la Mancha, no está pensando en las arcas -recorta el uno por ciento del presupuesto- sino en ideología.
Sigamos riendo. Las instituciones economicistas -más que económicas- plantean una agenda de recortes durísimos a Portugal, poco importa que frenar la inflación retrase el crecimiento que le exigen. Y a continuación de aprobarla, las agencias de calificación de riesgos -que nunca previeron Lehman Brothers, etcétera-, la mayoría de Estados Unidos, las mismas a las que los gobiernos pagan para que contrasten su deuda, rebajaron la calificación del país directamente al sótano. ¿Quieren más? ¿Es posible dar más? Tienen razón las centrales sindicales: el mercado es un monstruo insaciable.
Y eso que la fiesta de la burbuja financiera se pagó con dinero público, prueba de la fortaleza estatal frente a la privada y medida marxista. Nunca el capitalismo fue tan descarado, tan injusto, tan grosero, tan inconsciente.
"El descrédito de los políticos se debe a la promiscuidad entre la política y los negocios", dice el filósofo José Gil, quien defiende un mundo no sometido a la economía y, en todo caso, basado en Lévi-Strauss, Sartre, Derrida, Foucault y Marx. Como tardemos mucho en refundar el sistema no quedarán, del edificio, ni los cimientos.