31 de diciembre de 2014
“Ya está”. Rafael Azcona.
Esas fueron sus últimas palabras. Ovación. Un personaje suyo ya exclamó antes de morir: “¡La vida, qué esplendor!”. La
literatura es un ensayo de la muerte y hay que saber despedir la vida igual que
una novela. Hasta entonces, “el mayor placer cotidiano es desayunar”. Por la
mañana siempre una cigüeña traza círculos, imitando al infierno, por
los campos sin obstáculos del cielo. Montamos un caballo de Troya por las
aceras. Otro año, “ya
está”. Las hojas del calendario no caen solas, alguien las tira desde muy alto
y cuando llegan al suelo no producen estruendo. Los cascos del caballo,
tampoco. En dos mil quince debiéramos desayunar más, no importa a qué hora. Seamos
estrellas del rock y arrojemos dos mil catorce como un televisor. Que haga
ruido. El que otros desastres injustamente no hicieron. Y digamos, con
naturalidad y alegría, que ya está. Mientras
pronunciamos esas palabras como un conjuro, una copa de champán brillará,
esplendorosa, en lo alto de nuestra mente. Y las burbujas sonarán como una equitación
prodigiosa.
Brizna de compostura
Brizna de amotinamiento
29 de diciembre de 2014
“Escribir bien es
fácil, lo difícil es escribir mal”. Salvador Garmendia. Muchos esforzados escritores
tratan de subvertir esta máxima.
Brizna de lengua bífida
26 de diciembre de 2014
“Yo pienso que los
guiones no son nada, sólo una línea que se modifica continuamente. Hubo escenas
nuevas. Los diálogos fueron frecuentemente improvisados”. Víctor Erice,
en mil novecientos sesenta y nueve, a propósito de Los desafíos,
en Film Ideal. Después debió de cambiar
de idea: su minuciosidad agotó el presupuesto de El sur hasta dejar la película incompleta y, de paso, abortar cualquier producción futura. Para un anuncio televisivo, puso al equipo a minutar durante dos días el rastro del sol por el suelo de una estancia, midiendo los rayos filtrados a través del ventanal. Rodar diez minutos al día, esos en que dispones de la luz deseada; pintar un rato, no más, en la calle, como durante años Antonio López en Gran Vía. No es extraño que uno y otro se acabaran encontrando. Uno, explorando el símbolo y la imagen; otro, los límites del realismo, o, mejor, de la realidad. La jornada laboral más fatigosa dura un cuarto de hora si está bien ejercida. Tanto el entrecomillado como la refutación ulterior encarnan las posibilidades
radicales del arte: exactitud matemática y happening. Si hay honradez y verdad.
Brizna de punto sobre la i
23 de diciembre de 2014
“No todo el mundo
puede leer a Proust. No es elitismo, es realidad”. Vargas Llosa. Cuando tiene
razón, la tiene. “Que todas las
manifestaciones puedan llegar a todos es una fantasía democrática”. ¿Elitista? No, a fuer de moderno: “Que no se llegue a la
confusión de no saber qué cosa es bella, fea, auténtica o imitación”. El relativismo
es lo típicamente posmoderno; la modernidad creía en estandartes y diferencias. Nihilismo es la marca de una papilla retrógrada.
Brizna de torbellinos
20 de diciembre de 2014
“Aunque ociosos, no
menos fatigados”. Góngora. El solaz es una amante exigente.
Brizna de desexilio
18 de diciembre de 2014
“El exilio es una
decisión que otros tomaron por uno; el desexilio, una decisión individual”. Benedetti,
mejor persona que poeta, al cabo capaz de la admirable tarea de vivir en el
neologismo. Europa, exiliada de sí, desmembrándose mientras busca la postura, no se sabe si para el sueño a secas, o para el sueño cinematográfico, chandleriano
y eterno. A veces la eternidad dura siglos; otras, unos años. “El desexilio será un
problema casi tan arduo como en su momento lo fue el exilio, y hasta puede que
más complejo”. Quizá las aguas vuelvan a su cauce cuando ya no flotemos. Benedetti,
poeta regular pero hacedor de grandes aforismos, recapacita que el exilio “es
el aprendizaje de la vergüenza”, y el desexilio, “una provincia de la
melancolía”, ¿país de la tristeza? Europa, tan refinada, igual un día admite,
en plan Bunbury: “En realidad, prefiero que sean los demás los que se diviertan
y se lo pasen bien”. Seres para la muerte, que dijo aquel.
Brizna de reapertura
17 de diciembre de 2015
“Y busco en las
noticias un poco de esperanza / que no venga de Miami”. Jaime Gil de Biedma. No sé
cuántos años después, la esperanza viene de la clase ilustrada del Este: Washington -“Tenemos
que dejar atrás el legado del colonialismo”, Obama- y Nueva York –“Es
incongruente que EEUU valore las contribuciones de los médicos cubanos enviados
por el Gobierno para asistir en crisis mundiales, como aquella del terremoto en
Haití, mientras procura desestabilizar al Estado facilitando las
deserciones (…) El sistema
migratorio (…) no debe utilizarse para agravar la fuga de cerebros de una
nación adversaria”, editorializó The New York Times-. ¿Quién sale perdiendo con
las buenas noticias?: el Poder del exilio, sito, ante todo, en los medios informativos.
“No olvidemos que el anticastrismo es un negocio. Se dan todos los años
decenas de millones de dólares para fomentar
la democracia en Cuba”. Mauricio Vicent.
Brizna de savia
15 de diciembre de 2014
“Hoy sé / que tuve
que perderla / (…) / para que mis palabras, / un día, resonaran así”. Eduardo Fraile.
Quizá provocamos su caída, la de ella, la hoja, para que Ella, la rama, se mantenga
en lo alto del árbol. “Cómo nos aman las cosas que acariciamos un día.
Y qué fieles / nos son, nos han sido, en silencio hasta su fin”. Sin que
lo sepan, o estén de acuerdo, o nosotros lo estemos con ellas, usándolas como
herramienta. Porque la vida que no ayuda a la creación, no es vida. Y todo es
mentira. O sugestión. O literatura. Y somos cuando no somos.
Brizna de prescripción
10 de diciembre de 2014
“Toda esta hermosa
tarde, de poca luz, / caída sobre los grises bosques de Inglaterra, / es
tiempo”. Francisco Brines. El boca a boca que te puede salvar es el mismo que te
mata, o te mató, o quiso que tu espalda probase el tacto lúbrico y deshonesto de la pared. Los
besos poseen el filo de un cuchillo con el que sesgar el cuello a un emperador. Hermosura de
poca luz. Cuyo tiempo, en los árboles referidos, nos aproxima la noción de caducidad.
Brizna de novedades
9 de diciembre de 2014
“En la literatura actual
no hay ya nada nuevo”. Harold Bloom. ¿Qué dirán los indies de las letras, los
pobres? “La mayoría de los que se llaman a sí mismos poetas sólo son
versificadores”. Correcto. “La mayoría de los críticos no lo son de ningún
modo; se trata de periodistas”. Correcto. “No me parece que en la literatura
contemporánea (…) haya grandes poetas como
Valéry, Trakl, Ungaretti, Cernuda, o novelistas como Proust, Joyce, Kafka y
Beckett, el último de la gran estirpe”. Correcto. Recomienda también a Parra,
Vallejo y Paz, y aporta una precisión conveniente: “Borges era fascinante, pero
no era un creador”. Decir no hay nada nuevo puede parecer retórico en el sentido de
que el propio Cervantes, además de contemporáneo, como cualquiera, es un autor moderno.
Y supone titular por la regla, como procede, y no por la excepción; generalizar, a pesar de la posmodernidad rampante del ámbito ideológico, se vuelve necesario: gracias a ello trazamos el arco del análisis y la sociología. Tres páginas adelante,
Vila-Matas en su columna, arranca: “¿No oímos alguna vez que ‘todo está
escrito’? A mí, desde tiempo inmemorial, han tratado de convencerme de esto.
‘La imposibilidad de ser original’, repetía el primero que intentó
desengañarme; me acuerdo muy bien de él: un tipejo que carecía de talento
literario y ajustaba cuentas con todo el mundo que escribía, en lugar de
ajustarlas consigo mismo, lo que tanto le habría convenido”. La segunda verdad es compatible con la
primera. Los dos juegan en el mismo tablero, con las mismas piezas. La posibilidad real, y necesaria, de continuar excavando galerías
encaja con la realidad de una tierra colmada de osarios. La
originalidad tiene que ver con lo viejo, o, como dice el libro del que habla
Vila-Matas, La novela múltiple -de Adam
Thirlwell-, “una obra nueva sólo tiene sentido si forma parte de una tradición,
pero sólo tiene valor en esa tradición si -como ocurre con Diderot con respecto
a Sterne- ofrece algo nuevo”. A los reaccionarios les desasiste la razón cuando reniegan de la forzosa contemporaneidad real. El arte no puede dormirse entre laureles. Debe
estar caminando. Como Walser.
Brizna de exorcismos
8 de diciembre de 2014
“El Arzobispado de
Burgos reconoce exorcismos a una menor en Valladolid”. Titular de prensa.
La chica llega con un trastorno de
ansiedad y es llevada a un cura experto en Infiernos. El canónigo penitenciario
se excitó al verla y se lanzó a exorcizarla. Hasta trece veces seguidas lo hizo.
Para justificar tanto acto, se escudó en la “fortaleza” del
demonio. Inquietud en el
paraíso, al lado de esto, peccata minuta. En la novela, Óscar Esquivias da razón del
penitenciario de la catedral burgalesa Cosme Herrera, obseso de la Divina comedia, quien expuso: “Sostengo
que el Infierno dantesco es
literatura, gran literatura, seguramente la mejor que se ha escrito en lengua
vulgar. Mantengo que el Paraíso es
teología, de la más iluminadora, con atisbos que parecen más de libro revelado
que fruto de la industria de una mente humana. Pero he de defender también,
aquí, antes ustedes, que el gozne de la magna obra, el Purgatorio, no pertenece a ningún género literario o científico,
sino que es crónica, relato exacto de la realidad”. Según el canónigo, Dante
hubo de visitarlo para escribir esa parte, considerada, por él, libro de
viajes. Qué jugosa
posibilidad de exorcismos perdió el Arzobispado en la persona de Beatriz.
Brizna de Brighton
2 de diciembre de 2014
“Los lugares te
eligen”. Nick Cave. Un lugar cabe ser un disco, un libro, el tema de un libro por escribir, una persona. Ocasionalmente,
una ciudad. “Pueden hacerse contigo, quieras o no. Hace años,
solía ir a Brighton, y lo que más recuerdo es que siempre hacía frío y siempre
llovía”. Las plagas vienen del cielo, la lluvia se volverá contra los países
que la usan. “Con un viento glacial que soplaba en las calles y te calaba hasta
los huesos. Pero en algún sitio hay que echar el ancla, y, bueno, aquí estoy. A
pesar del clima, Brighton se ha convertido en mi hogar”. A Cave le gusta el fuego -“Si quieres que arda, lo haré”, canta en‘Give us a kiss’-: Brighton forma parte
de una geografía maldita. Su playa inspiró a Rod Stewart una canción que podría
venderse en armerías.
Brizna de vacío blanco
1 de diciembre de 2014
“Ascender y dejar
atrás el mundo”. Antonio Colinas. Mundo en contraste a la vida, “camino que va / a todo (…)”. Hay personas que nos encuentran
y nos guían, y luego se vuelven gas; “la mujer que aparece inesperada / (…) / para
luego perderse en su misterio”. WCW dice que el descenso nos llama. En la bajada
no hay daño porque al fondo están el extravío y la quietud. Y porque “en la
vida no hay / ascenso sin descenso, no hay / sabiduría sin la iniciación / de abajarse”, sin la respiración que el mundo entrecorta con actualidades, diligencias –parece una
película del Oeste- y protocolos.