8 de octubre de 2021
“También mueren caballos en combate, / y lo hacen lentamente, pues reciben / flechazos imprecisos. Se desangran / con un noble y callado sufrimiento”. Julio Martínez Mesanza, Europa. Aprendamos de su dignidad, sorprendida y asustada, salvaje como el olvido. Rebajemos el ruido como si fuera un licor. “Ha salido / muchas veces el sol, muchas ha muerto”, no es consuelo. La serenidad pintada en los ojos del caballo. Sorprendida y asustada. Salvaje. “Ya no quiero vencer”. Hay sombras que vienen y van como el viento. Alguna te golpea en la cabeza mientras miras, feliz, el paisaje. Sólo se vive desapercibido. “Para nada me sirve mi armadura / si la vida me niega tu presencia”. Y la flecha se clava en árboles cuya corteza es un pecho sin armadura. O en manzanas con forma de corazón. “Y la flecha hirió el aire y dio en la carne”. Las victorias prescriben. Ensombrecen a veces más que el paso de los años.