6 de enero de 2024
“Le dijo que llegaría un día en el que la literatura quedaría establecida como un fin en sí mismo, es decir, sin Dios, sin justificación externa, sin ideología, como un campo autónomo”. Vila-Matas, Montevideo. Como un fin, o sea, sin medios. Sin media tinta. Con liguero subjetivo. Rodeos. Sin línea recta. Sin herrajes prescindibles: omnisciencia, tercera persona, argumento y demás zarandajas orientadas a la lectura como consumo, no como placer. Que complique responder a la pregunta favorita de los no-lectores: “¿De qué va?”. A principios de año cualquier idea se convierte en un propósito.