6 de marzo de 2011
“Vivimos una tiranía del opine usted”. Juan Cueto. Sí. Y no hay nada más antidemocrático un micrófono en la boca del primero que pasa por la calle. Hay que censurar las manifestaciones estomacales por el bien de la libertad de expresión. Vivimos instalados en la paradoja. Porque lo mismo uno va y te defiende la pena de muerte. Y eso no es ninguna opinión sino una patada contra la espinilla del más mínimo Estado de Derecho. En definitiva, después de la posmodernidad ha llegado la sociedad líquida de Bauman en la que todo vale. Cualquiera parlotea creyéndose con opinión sobre las cosas. “Al final la globalización se ha convertido en una máscara más del capitalismo salvaje (...) Es necesario que los intelectuales se reciclen para la complejidad (…) El problema del periodismo es que cada vez hay menos sitio para respuestas complejas”. La maldita consulta popular. “Que todo el periódico esté basado en esas respuestas rápidas de ciento cuarenta caracteres empieza a ser un disparate (…) Falta el análisis”.