5 de julio de 2013
“En los cristales de
la tarde / a estas horas muere un pájaro”. Manuel Lacarta. La belleza se
contrae. “A ratos, / todo muere”.
No hay prisa. “Siempre / las
princesas pasean despacio / por un jardín sin fuente (…) Sus tocas se confunden
con las nubes; / alguna luz las hace parecer de mármol”. Quizá lo sean.
“Se muere / por
exceso de vida, siempre”. Sólo la muerte –de pájaros, princesas, recuerdos-
confirma que la Tierra, o sea, la vida, sigue girando, despacito, sin llamar la
atención, mientras “el viento en la calle arrastra despedidas”. Y decesos.