Brizna de idealismo antropocéntrico

10 de septiembre de 2013

“La verdad es el hombre”. Gorki, Los bajos fondos. El cielo, un tapete de billar. San Agustín no salía al campo a por respuestas como un zoólogo: la verdad –o lo que sea- habita dentro. Los surrealistas voltearon el aviso de los transportes e informaron: ‘Es peligroso asomarse al interior’, en vez de al exterior. Iban al grano.

Esto –lo concreto, el hombre, la materia- y aquello –lo abstracto, lo oculto, lo incorpóreo- se dan la mano en la verdad oscura. A los escritores súper realistas les cuesta aceptar el yo interior y la idea de cielo. Nunca se inspiran. Siempre trabajan. Manchester, 1720.