11 de mayo de 2011
"Todo lo que yo había esperado de la poesía era nulo, un puro engaño". Jaime Gil de Biedma. Se dio cuenta, en el transcurso de una crisis coincidiente con el fin de la juventud, de que haber escrito poemas "que estaban bien" no le bastaba. "Perdí la fe en la poesía como actividad que le ayuda a uno mismo a construirse y llegar a ser". La fe en la vida la tenía abandonada de antemano.
Aun así, sale del conflicto escribiendo el poema 'Después de la muerte de Jaime Gil de Biedma': "Aunque acaso fui yo quien te enseñó. / Quien te enseñó a vengarte de mis sueños, / por cobardía, corrompiéndolos".
Ya que el género total no le salvaba, dejó el verso para dedicarse puntualmente a la vulgaridad de la prosa. No podía quemar sus poemas, estaban publicados. Lo más que podía era colgar la pluma. Poeta total en tres libros y medio.
Querido Jaime: quizá publicar sea siempre un acto precipitado. Y seguramente ir contra uno mismo, la única forma de moralidad.