28 de mayo de 2011
"Por el momento nada me ampara sino la lealtad a mi confusión". José Emilio Pacheco. Estar confundido sólo es rentable dentro de un proceso dialéctico, metódico. Como punto de fusión auténtico. Como estadio previo al resultado.
Aunque la claridad es un espejismo, como asevera Fermín Herrero, hay que luchar por mantenerla separada de aquellos estados sólidos que todo lo espesan.
El que posterga decidir nunca decide. Y demasiada prudencia para no dejarse enredar ante el espectro ilusiorio de la esperanza termina convirtiéndose en una tela de araña-laberinto, con sus arneses y sus cipreses de culpa.
En momentos desafortunados, cualquier explicación tiende a enredar las cosas. Tratar de expresarse es tropezar con el lenguaje.
La confusión sólo sirve si dura un instante. Los instantes sólo deben ser eternos en los besos. Fuera, han de durar un segundo.