4 de julio de 2016
“Renunciar a
la poesía dispone a la extinción”. Yves Bonnefoy. Se podrá decir más alto. El homo sapiens blasfema al asumir la inteligencia artificial. Sabe que la
poesía “nos conecta profundamente con el mundo”, pero subestima la ligación,
como un Neanderthal cualquiera; como interpretando, caprichoso, la acechanza de
Hawking: “Nos quedan mil años en el globo”. Vivir en la vacuidad no acercará
las colonias exteriores. La robótica no es un perfume: no habrá embrión, placenta, ni fiesta de
cumpleaños. “Todas las cosas de este mundo son una metáfora”, estableció Goethe.
La primera figura retórica, nosotros. Puede que la vida empiece fuera de
la vida, pero sin la segunda no hay lugar a la primera.