Brizna de extinciones

12.12.2010

"El amor, la belleza y el pensamiento son valores en extinción". Phillip Roth. No dice en peligro de extinción, dice en extincion. Amor, belleza, pensamiento; tres caras de la misma moneda.
El amor es un animal friolento, temeroso; un trébol de cuatro hojas antes del huracán. Le recomiendan apasionantes tornados, pero, en realidad, donde mejor vive es al cobijo de una zona protegida y húmeda. Su delicado color verde no resiste la inclemencia de la pasión continua.
Algunas novelas proponen salidas valientes y fantasiosas y asocian términos como autenticidad y libertad para justificar el cambio y el filo de la navaja. Juegan con la ventaja de la ficción. Quitando malditos y esquinados, sus autores, al revés de lo propuesto, suelen acometer apacentadas vidas, placenteras y sin turbulencias en la medida de lo posible. En el trabajo, en la ciudad, en el amor, en las ideas. Vamos a salir centrifugados. Pero la lavadora de la ultimísima posmodernidad, que lo sacrifica todo al cambio, tropieza con la realidad. Los estudios afirman siempre que las personas más felices y con mayor esperanza de vida son aquéllas que no esperan dar la vuelta al mundo a diario ni cambian de acompañante al primer bostezo. O sea, las emociones al servicio de la templanza, que casi parece una recomendación grecolatina. El amor, la belleza y el pensamiento tienen mucho que ver, las tres, con la fidelidad.