25 de abril de 2011
"A lo que / habrá que agregar algo de llovizna / entre un poco de sol para que el carruaje / del Mundo no se desestibe pensando en el malestar / inconcluso de estas / ráfagas de realidad que son los caballos con / sus aparejos / a la velocidad del sonido". Gonzalo Rojas. La prisa y la calma no son un dualismo necesariamente de contrarios; las dos están integradas en la necesidad de que la primera se supedite, para bien existir, a la segunda.
Pienso que en los entierros antiguos también había carruaje y lluvia. Hoy hace sol y por la tarde hay que ir a trabajar. Ay, si la velocidad, al menos fuera de la luz y no del sonido.
Vísteme despacio, Gonzalo, hazme comprender por qué hoy te fuiste y parece que nadie te echó de menos. ¿Serán las prisas, que jerarquizan hasta la base de la actualidad?
La muerte miente, hace creer que las cosas acaban. Pero viven en el inconsciente. Incluso: "En el centro del vacío hay otra fiesta", Vila-Matas.