22 de enero de 2014
“Siempre me atrajo la
gente que resume en su forma de ser la belleza que tiene alrededor. Hay
que creer en ella”. Manu Leguineche. Precisamente porque la realidad no es aristotélica
ni rousseauniana. Empezó en el ruido y la furia del periodismo y acabó en el
silencio, retirado en un pueblo de Guadalajara, entre árboles y fuentes sibilantes
como las balas de los conflictos que cubrió.