3 de julio de 2014
“El amor, como la
luna, cuando no crece disminuye”. Proverbio. A través de la ventana, la luna
recordaba ayer la zona importante, aquella en que anida la redondez que la permite
respirar. El sentido común negaría que es esférica y el sol anda oculto en su
parte visible. La química, presente en el amor, toca sus cráteres
llenos de vida ausente y los atrae. Las máquinas, también las de fotos, son inútiles. Lo sabía
Picasso. La ciencia sigue explicando la parte evidente de las cosas. Y cuando no
crece, también disminuye.