26 de septiembre de 2014
“Las voces pasadas /
no producen sonido”. Cees Nooteboom. Pero mueven molino. Están escritas. Disimulamos, mirando al cielo, que acaba siendo distinto, y aparentamos que las mareas sólo bajan, que su escalera no tiene peldaños para subir, y ese mismo cielo nos golpea con un martillo de pleamar, que también la tiene, y nos tuerce el cuello hacia otro punto, ahora un libro. “En la niebla todo está en calma”. Bajamos a la calle a comprar un bote de niebla, pero no venden; no sé antes, están cerrando muchas tiendas. Hay más libertad en el regazo semioscuro de esa opacidad tranquilizante, y
en la decisión de no convertirte en aquello que no deseas, que en la claridad de lo que finalmente eres,
poco más que una suma de descartes. “En una hoguera pasa la vida”. Parece agua. Y para no mostrar el pecho abrasado, te compras una camisa bonita.