Brizna de inmovilidad

1 de febrero de 2017

“La dulzura del adiós”. Javier Dámaso, Viajero inmóvil. La derrota es su propia recompensa. ¿Quién dijo que las heridas sanan? Ninguna está escrita en la piel. “No era a mí / a quien amaba. / Ella sólo amaba una idea, / (…) / la particular imagen / que se hacía de mí”. Imposible, sacarnos los ojos como Edipo. Sin ellos nuestra mirada proseguiría. Porque la mirada, como el alma, está en las neuronas. Y “volver, volver”. Porque irse lejos es una forma de acercarse. De ti no podrás escapar. De tu mirada negra.