29 de julio de 2018
“Entonces
bebía. Bebía mucho y me pasaba las horas caminando por las dunas brillantes del
paraíso de los que beben. Para un bebedor, el sexo es sólo un aditamento, es un
adorno del alcohol”. Manuel Vilas, Ordesa.
Quita alcohol, pon literatura. La alta graduación de la literatura. “Viajar,
mirar mares, reír, comer, entrar en cuerpos desnudos de mujeres, son artículos
complementarios. El tema principal es el alcohol, la dimensión perfecta”. Pessoa escribió en sus diarios el siguiente descargo: “Tengo mucho que
leer”. La cotidianidad, el trabajo y sus horarios, podían esperar. Yo escribí en mis diarios, que no tengo: “Debería reordenar la estantería, apilar los
periódicos atrasados, bajarlos al contenedor, desprecintar el disco de los
Stones, escucharlo a todo volumen. Ducharme, secarme, llamarla por teléfono (…)
Pero me quedo encadenado a esta caída de la tarde que me recuerda tanto la
literatura y, Ella, sí, no puede esperar”. Todos los libros, todos los géneros, acaban siendo un diario. Ningún libro es autobiográfico. Todos mienten. Con la mayor sinceridad. Y no ignoran la alta graduación de los cuerpos. A los que se entregan entre lectura y lectura.