21 de febrero de 09
“¡Yo estoy contento, qué queréis que os diga, estoy muy contento!”. Ramón Trecet. La cita es una ‘traición’ sacada de sus incontinentes Diálogos en la 3 de Radio Nacional. Luego, el tío, trajo la NBA a las noches de La 2. El futuro nunca podrá llegar a ser lo que fue, esto se sabe, y el baloncesto tampoco queda al margen de las cosas. Tendría yo ocho años y me divertía hilando recopilaciones musicales que después escuchaba con disciplina tumbado en la alfombra del salón de la casa de mis abuelos. Por vía parental me llegó la exclamación trecetiana y, una vez juzgada, la incluí en una casete. El resultante: ‘Varios’, cintas, habitualmente ‘de 60’. Allí cabían, mezclados, Luis Llach, Paraíso, Radio Futura, la Alaska del hipermercado o Cánovas, Adolfo, Rodrigo y Guzmán. Y, en ésas, un tema quedaba en mí como el mejor para siempre: ‘Starman’, de David Bowie. Cuando, en septiembre pasado, Santi Alcanda me pidió ‘mi tema’ para su Como lo oyes de Radio 3 lo tuve fácil. Pero no sólo había recopilaciones. Ese año aprendí en seguida de memoria, letra y puentes musicales, de pe a pa, ‘Por tierras escocesas’, ‘Vivir al este del edén’, ‘Hotel, dulce hotel’, ‘Camino Soria’, ‘Bad’, ‘The final countdown’, ‘Communards’, etcétera.
La escritura automática te saca del camino. Yo, lo que quería decir es que, como Trecet en los ochenta, estoy muy contento después de mi reciente periplo bataniano abrazado, como siempre, a alguien más alta que yo. Y, como siempre, alguien que no es cualquiera. Madrid, en sus mejores galas, pasa por su cintura.