25 de febrero de 09
“Creo que el hombre no sólo sobrevivirá: prevalecerá. Tiene un espíritu capaz de compasión y sacrificio que soporta lo que venga. La tarea del poeta, la del escritor, es escribir sobre esas cosas”. William Faulkner. Claro que tenemos alma, pero cosida al cuerpo. Sin él no es más que agua cociendo, líquido en proceso gaseoso. Si hubiera almarios estarían llenos de materia. Aprovecho para reseñar que siempre preferí la materia azul a la gris. Faulkner interpretaba lastimero que lo único a lo que podamos dedicarnos ocho horas diarias sea a trabajar. Aunque hay trabajos redentores. Como pulir el recuerdo que la lluvia deja sobre los tejados de la memoria.
Posdata: cuando agarras a la vida por la solapa, normalmente, te acaba besando en la boca. En primer término, no se abre una puerta en los prados, pero sí una gatera. Marzo ventoso dirá. En segundo, lo que se abre son unos brazos enredadera que me retrotraen a los muslos mejor adjetivados de la literatura. Umbral los dijo ‘acogedores’. Pues eso.