1 de abril de 2010
"La resistencia al libro digital por parte de los editores surge del comprensible temor a su propia obsolescencia y a la complejidad de la transformación digital que les espera y en la que buena parte de su tradicional infraestructura y, quizá también ellos mismos, será redundante". Jason Epstein. Perogrulladas aparte, ¿por qué no cita la resistencia de los lectores. El cedé acabó con el vinilo hasta que el empuje de los consumidores reales devolvieron al elepé a su viejo lugar en la discoteca. La forma modifica el fondo.
Otra cosa es que el presente, no el futuro, sea digital. Pero, más que los editores literarios, fueron los de los diarios quienes llevaban el paso cambiado. Quizá porque, como dice José Emilio Pacheco, "el mundo electrónico es para quienes nacieron en él". Empezaron cobrando por sus contenidos digitales, los abrieron y los están volviendo a cobrar sin saber todavía quién está dispuesto a soltar la moneda. Corto plazo. Mitad del proceso. Hay tendencias, se puede apostar, mas no establecer predicciones ni sacar conclusiones.