18 de noviembre de 2011
“Todo estaba bien. / El mundo tenía sentido”. Francisca Aguirre, animal racional. Elige a Coetzee -“Siempre es el cuerpo el que dice la verdad”- y a Anaxágoras -“Pensamos porque tenemos manos”-. Ante mis dudas, la recuerdo repartiendo explicaciones racionales como agua bendita.
“Hay quien sostiene esa tontería de que el olvido aplaca las heridas. Es falso. Lo único que produce tranquilidad es el conocimiento”. En casa y fuera de ella, hizo del siglo un café, ese habitáculo de tertulia que para Steiner concentra el significado de Europa en el veinte.