9 de noviembre de 2011
"Y en todo lo vivido no hallo cosa creíble". Tomás Segovia. Volvió del exilio, a Madrid desde Ciudad de México, porque echaba de menos el paso de las estaciones. Por las mañanas garabateaba en el Café Comercial, glorieta de Bilbao. "Para ser leal hay que ser libre". En sus versos últimos daba gracias por seguir vivo, tenía cáncer, y al amor de su esposa María Luisa, quien, según el obituario, fue "hasta el final una parte cabal de sí mismo".