18 de noviembre de 2014
“Toda la ciencia de
vivir está en -la sencilla blandura de- acomodarse en los huecos”. Onetti. Como
el que Montaigne decidió horadar, para esconderse, en la torre en que vivía -por
si alguna persona, siempre inoportuna, tocaba las puertas de casa-.
Desaparecer. Como Juan Ramón detrás de un biombo, huyendo, refractario
también a las visitas. Desaparecer para hacer la obra y vivir. Desaparecer, en
definitiva, como forma de estar.